La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
domingo, septiembre 02, 2018
LA TRANSFORMACIÓN
Por Andrés Rosales U.
“Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.
Con estas palabras el judío Franz Kafka abre La Metamorfosis , también traducida con el título de La Transformación, relato sobre la historia de un viajante de comercio que una mañana lluviosa despierta a las 6 y 30 de la mañana convertido en un escarabajo pelotero.
Algo semejante pareció sucederle al candidato Gustavo Petro la mañana del 28 de mayo de 2018.
Desde hace meses gritaba a los cuatro vientos su intención de poner en práctica como presidente el socialismo que ha venido cultivando por años. Venía haciendo suyas ideas de la izquierda más radical de latinoamerica, amenazando al estilo de Fidel Castro y Hugo Chávez, hasta que la mañana del 28 de mayo despertó convertido en un político sospechosamente distinto. Retractado, corriéndose hacia el centro o al blando “centro izquierda”, citando a Rafael Uribe Uribe, a López Pumarejo y su Revolución en Marcha, y a Jorge Eliecer Gaitan. Incluso permeado de algunas ideas de derecha, para lo cual cita ahora sin el menor rubor a Álvaro Gómez Hurtado y su acuerdo sobre lo fundamental. En fin, un político desesperado. Y hay políticos desesperados capaces de poner en venta a su propia madre…
Del socialismo uno diría que, dados los innumerables ejemplos de su fracaso en un siglo, no debería quedar sobre la faz de la tierra un solo ser humano que estando en sus cabales pretendiera implantar semejante disparate.
De todos los ejemplos, uno en particular es el más dramático. Es el de las dos Alemanias antes de la caída del muro. Recuerdo que hace unos años alguien con muy buen tino resumió el contraste entre ambas con una imagen. Era una fotografía en la que aparecían pareados un BMW y un lamentable Trabant, el pequeño automóvil al que tenían acceso los habitantes de la Alemania Democrática.
Ante la tozudez de los hechos, gran cantidad de izquierdistas radicales recapacitaron y hoy se les ve totalmente asimilados por el capitalismo gozando de sus mieles, de saco y corbata, en confortables y costosos apartamentos provistos de todas las comodidades. Seguramente renegando de su pasado y del tiempo desperdiciado. Otros, como Petro, perseveran en imponer contra la fuerza de la razón y las pruebas de la experiencia que es posible erradicar la pobreza en un mundo desprovisto de desigualdades.
Si bien es cierto que el capitalismo no terminará con la pobreza en el mundo, también lo es que el socialismo no solo no resuelve el problema, sino que, sin excepción alguna, lo agrava en grado superlativo.
En realidad, Petro es una amenaza aun remota. Se lo debemos en parte al caso venezolano, dada su cercanía geográfica y temporal. En menor medida al cubano, pues Cuba se volvió una costumbre de 50 años, que por lo tanto ya no conmueve. Opacada por Venezuela, el drama diario de sus gentes no transmite el pavor de antes. Su estado de postración ya no es noticia. Más curiosidad despierta actualmente ser una especie de museo al aire libre de la Cuba prerevolucionaria. El cataclismo de Venezuela, en cambio, está a la orden del día con todo su exacerbado dramatismo. Ese pavoroso fantasma al menos ha servido para que muchos incautos de aquí no muerdan el anzuelo del socialismo humano de Petro.
Petro insiste tercamente en su ideología contra natura y antes de su reciente metamorfosis anticipó con rara sinceridad y poco cálculo algunos de los zarpazos que planea dar a la institucionalidad: expropiar plantaciones azucareras, convocatoria de una asamblea constituyente, supresión de la industria de hidrocarburos por nociva para el medio ambiente…También habló de la creación masiva de puestos de trabajo a partir del cultivo del aguacate, idea que ha trascendido tomando la forma de lo que desde el principio pareció ser: un chiste. Ha sido una ventaja con Petro no tener que desenmascararlo, porque una excesiva confianza en sí mismo ha facilitado conocer sus verdaderas intenciones.
Lo cierto es que por experiencias ajenas ya sabemos en lo que terminaría su canto de sirena si resultara elegido. Contrariamente a lo sucedido en el célebre relato de Kafka, que finalmente hace morir al escarabajo Gregor, lo de Petro terminaría en una reversión de la metamorfosis del mes de mayo.
Afortunadamente Petro es la demostración de que lo único bueno del socialismo es ser el peor enemigo de sí mismo. Ojalá no sean las elecciones del 17 de junio una excepción a la regla.
Junio 10 de 2018