La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
domingo, septiembre 02, 2018
ESTUPIDEZ TRADICIONAL
Por Andrés Rosales U.
Con la elección del nuevo contralor puede que empiece a desenrollarse la alfombra roja para Gustavo Petro hacia a la presidencia de la república en el año 2022. Y la artífice de esta hazaña será la clase política tradicional. Sin el menor disimulo se ha abalanzado como buitre sobre el cargo de contralor demostrando su muy particular concepción del estado al que entienden como una torta que se reparte por porciones. Sigue así regalándole estúpidamente argumentos a la izquierda para justificarse como redentora ninguneada, ávida de una oportunidad para demostrar ser la única capaz de cambiar el estado de cosas. A esa misma izquierda que ha probado ser tan o más corrupta que la clase política tradicional. Lo demostraron en Bogotá, primero con Samuel Moreno, protagonista del mayor escándalo de corrupción en la historia de la cuidad, y después con Gustavo Petro, un suscriptor compulsivo de contratos ilegales.
Pienso, y así lo he manifestado anteriormente desde esta tribuna, que sobre el futuro del país se cierne una gran borrasca, una terrible amenaza que anuncia una tragedia que todavía puede evitarse. Es la nube negra de la izquierda, que en doscientos años de historia no ha podido llegar a la presidencia de Colombia, que este sentido viene a ser una rara excepción en latinoamérica, azotada en varios momentos de su historia por esa verdadera plaga, una ideología estruendosamente fracasada, especialista en multiplicar pobreza y devastar países enteros. Aunque lo sucedido en Bogotá con la izquierda, otro fracaso más que se suma a la lista, habría sido más que suficiente para sepultarla, un salvavidas le fue arrojado por quien menos se esperaba. Paradójicamente Juan Manuel Santos, ejemplar prototípico de lo mas odiado por la izquierda radical, resultó quizá su mayor benefactor en la historia política del país. A Santos le debe su fortalecimiento sin precedentes en los últimos ocho años, de dos maneras: por su pésimo gobierno, corrupto a más no poder, y por todo el espacio y las concesiones que debió hacerle para propiciar la firma del acuerdo de paz.
De manera que Petro y los grupúsculos de izquierda deben estar contemplando embelesados cómo los más conspicuos representantes de la política tradicional celebran conciliábulos para sellar el pacto de la elección de contralor. Son ellos Pastrana, Gaviria, Vargas Lleras, los jefes del partido conservador (reducido desde hace varios años al triste papel de la prostituta más codiciada del país). Pero también Álvaro Uribe, lo cual es realmente decepcionante, por mas acuerdos de gobernabilidad que quieran alegarse. Ahora bien, nadie vería inconveniente en que todos estos se aliaran para elegir contralor, sino fuera porque el casi seguro resultado de ese pacto vaya a ser la elección del señor Carlos Felipe Córdoba, un personaje francamente deplorable.
Fernando Londoño Hoyos, en su programa radial del viernes último, y la ex contralora Sandra Morelli, entrevistada por Londoño ese mismo día, se explayaron generosamente sobre este personaje y por conducto de ellos nos enteramos de sus credenciales. Su carta de presentación es nada menos que una estrecha amistad con el ex fiscal Luis Alfonso Montealegre, uno de los individuos mas abominables que haya ocupado un alto cargo en el país. También es muy cercano al ex fiscal Moreno y al ex magistrado Ricaurte, de trayectoria criminal ampliamente conocida. Y la cereza del pastel es que también fue en su momento muy cercano a Juan Manuel Santos…
Criticaba Londoño que siendo Córdoba el actual director de la Federación Nacional de Departamentos pase, como contralor, a fiscalizar la gestión de sus actuales jefes, los gobernadores del país. Lo dice todo que el contralor en cierne no tenga inconveniente en dejarse elegir a sabiendas del catedralicio conflicto de intereses que esto le genera. Pero eso no importa. Ya se volvió costumbre, y no es casualidad, que personajes de dudosa reputación sean precisamente los elegidos para ocupar los cargos de fiscalización y control.
Cumplido el sueño de ver a Juan Manuel Santos fuera del poder, la felicidad duró muy poco. Menos de quince días después de la posesión del nuevo presidente asistimos estupefactos al espectáculo decadente de la elección del nuevo contralor. Garantía plena de que contralor habrá, así sea nominalmente, de que va a seguir el festín de los fondos públicos y de que el camino de la izquierda hacia la presidencia de la república se hace cada vez más expedito gracias a la estupidez de los partidos tradicionales.
Agosto 19 de 2018
Agosto 19 de 2018