lacuestión

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La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
domingo, julio 23, 2006
 
El señor Franza Kafka decidió hoy ausentarse de su trabajo


"Cuando he ido a levantarme de la cama, simplemente me he desplomado. El motivo es muy sencillo, estoy completamente agotado. No por culpa de la oficina, sino de mi otro trabajo. La oficina es inocente de que yo tenga que ir allí, no pueda vivir tranquilamente para mi trabajo y tener que pasar en ella seis horas diarias, que especialmente el viernes y el sábado, que estaba desbordado por mis asuntos, me han atormentado como usted no se puede imaginar. Al fin y al cabo, sé que todo esto no son más que tonterías, la culpa es mía y la oficina tiene en contra mía los más claros y justificado derechos. Solo que para mí esta es una espantosa doble vida, de la que probablemente no habrá más escapatoria que la locura. Escribo esta a la luz de la mañana, y sin duda no lo escribiría si no fuera tan cierto y si no le quisiera a usted como a un hijo".
"Por lo demás, mañana me habré sin duda recuperado y podrá ir a la oficina, donde lo primero que oiré es que quiere usted echarme de su sección
”*.


Franz Kafka trabajaba en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo, en Praga. La explicación al contenido de la carta transcrita la encuentra el autor de Kafka Los años de las decisiones en que en ese momento de su vida laboral Franz contaba con la suficiente confianza de sus superiores como para darse proceder de forma tan inusual. La confianza ganada por Kafka obedecía al conocimiento de su oficio, y a su vez permitía a sus inmediatos superiores descargar en él algunas responsabilidades poco atractivas.

La carta se conoce, según el autor, no porque haya reposado en los archivos del Instituto, pues esto último hubiera implicado que el escritor fuera cesado inmediatamente pues el receptor de la misiva no era otro que su superior, sino porque el escritor checo la trascribió en su diario.

El “otro” trabajo a que se refiere la carta era, claro está, la literatura, a la que se dedicaba el escritor por la noche luego de cenar.

Dice: “tener que trabajar en ella -la oficina- seis horas diarias”: la de Kafka era una oficina del estado que funcionaba en jornada continua, entre las 8, Franz llegaba a las ocho y cuarto, y las dos de la tarde: la tarde libre y el sustento asegurado, empezando la jornada laboral a las ocho de la mañana, una hora bastante razonable, era sin duda una agradable forma de subsustir.


* "Kafka Los años de las decisiones", Reiner Stach, Siglo XXI Editores España.

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