La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
sábado, mayo 06, 2006
Ideas delirantes
Tal vez, escribir me haría más feliz que cualquier otra cosa. Pero no siempre las horas de lucidez o de franqueza se presentan en el momento adecuado. Me pregunto qué haré el día que se terminen mis ideas, que se agote mi voz. También me pregunto si el sólo hecho de escribir me puede proveer de la misma felicidad que la vida me ofrece en cualquier otro instante: compartiendo recuerdos, repartiendo sonrisas o simplemente discurriendo.
En la total oscuridad de mi habitación escribo, a veces, perdiendo las líneas, saltando los patrones establecidos sobre estas hojas, así como día a día cuestiono cada patrón que la sociedad me impone, cada ley y cada norma. Y cuestiono lo que espero de mí misma, apelando a mi propia identidad, a las razones que me da la razón para actuar de esta u de otra manera.
Es extraño, hoy no escribo sobre el amor o el temor que me infunde ser desdeñada u olvidada; hoy no escribo sobre mis propios méritos ni sobre mis fracasos y derrotas. Hoy escribo sobre lo que mi alma a veces añora: dejar aflorar mis palabras, dejar de callar, cantar con mi pluma y no con mi voz los pedazos de coherentes razonamientos que aún me quedan.
Razonamientos que a veces, incluso, me persiguen, que me imploran de una forma que no alcanzo a comprender dejarles batir sus alas y abrirse al infinito. Para así coalescer con las estrellas y regresar a su origen. Palabras, de vez en cuando sabias que nacen de una inspiración ajena a mí, para convertirse en mi esperanza y mi ilusión, en mi credo. Palabras, hijas de mis sueños.
Rossana Sánchez