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La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
sábado, septiembre 10, 2005
 
La experiencia de fumar puros

Uno de los mayores placeres de la vida

Por Marvin R. Shanken*


Los cigarros (puros) hacen posible disfrutar de una experiencia verdaderamente única. Para empezar, porque son muy pocas las variedades de tabaco, que se usan para su elaboración, cuyo cultivo y añejado suelen ser extremadamente cuidadosos. Además el procesote fermentación de las hojas hace que estas pierdan gran parte de la nicotina. Los puros están diseñados para arder a temperaturas muy bajas, es decir, el tabaco no debe carbonizarse ni calentarse en exceso no se quiere que pierda su suavidad. Ya de por sí, el humo templado contribuye decisivamente a hacer que el fumar un buen puro sea una experiencia sumamente agradable.

Como ocurre con la comida y el vino, las papilas gustativas de la lengua, y, en menor medida, el paladar, son las encargadas de percibir los sabores del humo. Aunque los cuatro sabores básicos sean el dulce, agrio, salado y amargo, el humo de los puros suele presentar una variedad infinita de ellos, por lo que no debe sorprender que para describirlos se emplee un vocabulario similar al que se usa para la alta cocina y los buenos vinos y licores: además de los cuatro mencionados también se dice de un cigarro que es ácido, áspero, suave, fuerte, con cuerpo, rico y equilibrado. Algunos catadores, incluso, utilizan términos más pomposos, como meloso, trascendente y opaco.

Un mismo puro puede presentar varios matices de sabor, y cada uno de ellos, a su vez, poseer su propio cuerpo e intensidad, haciendo que cada bocanada tenga su propio gusto inicial y su regusto; además, cada puro cambia su sabor a medida que se fuma. Asimismo, se pueden lograr variaciones si se degustan determinadas comidas o se disfruta de ciertos licores al tiempo. Pero, aparte del sabor, los puros se pueden disfrutar también con el olfato, el tacto y la vista. En definitiva todo un cúmulo de placeres que mantendrán hechizado toda una vida.

El arte de fumar puros es una actividad reposada, a la vez vinculada con cierta elegancia. Fumar correctamente nos permite relajarnos, por muy ajetreado que sea nuestro día a día. La respiración acompasada del aficionado al puro se ha comparado con la de quines practican meditación profunda; al igual que esta, fumar puros libera nuevas energías. Notará que le estimulan, agudizan sus sentidos e intensifican la sensación de bienestar.
El arte de fumar puros

Llévese el puro encendido a los labios y, antes de dar la primera bocanada, sople a través del mismo para expulsar cualquier sabor desagradable producido por el encendido. Hecho esto, llene su boca con el humo frío y reténgalo sin inhalarlo. Retire entonces el puro de la boca, paladee con detenimiento el humo y suéltelo lentamente. Espere unos instantes antes de dar la siguiente bocanada. No es recomendable mascarlo o sostenerlo entre los dientes mientras esté realizando otra actividad, ya que podría mojarse, aplastarse y perder el buen tiro, algo desagradable tanto para la vista como para el paladar.

No tenga reparos en dejarlo de cuando en cuando en el cenicero: siempre que le dé una chupada aproximadamente cada minuto, un buen cigarro no debería apagarse. ¡Sonría: está disfrutando de uno de los mayores placeres de la vida!

Cuando lo haya acabado, no lo aplaste en el cenicero como si fuera un cigarrillo, ya que los restos de alquitrán darán mal olor. Déjelo simplemente en el cenicero, se apagará por sí mismo sin desprender más humo. Eso sí, procure deshacerse cuanto antes de la colilla para que no queden olores persistentes.

* Puros. Manual para sibaritas

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