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La Cuestión se origina en Barranquilla, Caribe colombiano
martes, mayo 31, 2005
 
El primer García Márquez
Un febrero indigesto
(Columna publicada en EL Heraldo de Barranquilla hace cincuenta años)

Por SEPTIMUS

Usted ha abierto la ventana, ha estirado los músculos semidormidos y se ha tragado un poco de ese día nuevo y hondo que se madura en el patio, sin saber, posiblemente, que le ha dado el primer mordisco a febrero. Tal vez usted sea una de esas personas para quienes no existe ninguna diferenciaentre el último día de un mes y el primero del siguiente.
Yo pensaba lo mismo antes de esa mañana en que desperté desapercibido, abrí la ventana, respiré a todo pulmón, y me provoqué sin saberlo la tremenda indigestión de agosto que me tuvo convaleciente de tedio y llovizna hasta mediados de septiembre. Todavía en octubre yo estaba viviendo un poco de ese agosto nublado y triste que se me había sedimentado en el hígado a causa de una imprevisión.
Desde entonces, para evitar nuevos accidentes, he resuelto morder los días conscientemente, dosificarlos, sabiendo cuál es la proporción de claridad que puede digerir el organismo. Y —como servicio especial a los lectores de esta atolondrada sección— resuelvo hoy dejar sentada esta advertencia: febrero, es el mes más indigesto del año.
Si usted no lo sabía y ha recibido la advertencia después de haberle dado a la mañana un mordisco más hondo del que puede soportar su estómago exquisito, acostumbrado a las leguminosas horas de diciembre, procure estudiar con detenimiento cada una de sus reacciones, para que se convenza por sí mismo que está empachado de claridad.
Usted es —indudablemente— un hombre serio, incapaz de escuchar una canción de “Los Panchos” cuando se encuentra en compañía de otra persona. Usted se encuentra con sus amigos y se siente en la obligación de comportarse como todo un reformador social, que aspira sincera y concienzudamente a que la humanidad retorne a los tiempos de la polka y el miriñaque y a que sean pasados por las armas los fabricantes de esos almibarados bizcochuelos de música que interpretan “Los Panchos”. Sin embargo, es posible que dentro de un momento, en el baño, usted se sorprenda cantando entre dientes precisamente uno de esos bizcochuelos que tanto le repugnan. Si es así, procure visitar un especialista porque usted ha sido la primera víctima de febrero.
No le será difícil diagnosticarse. Observe cuidadosamente sus reacciones. Al encender un cigarrillo, fíjese bien si lo enciende por el extremo de la marca de fábrica. Si usted no recuerda por qué extremo lo ha encendido en los meses anteriores, cuídese, ¡por favor! —porque la indigestión de febrero está progresando notablemente en su organismo. ¿Usted recuerda qué zapato se pone primero? Si hoy ha empezado por el izquierdo, es ése un síntoma alarmante.
Procure tener presente que febrero es un mes anómalo, cojitranco, que pasa por el año con un par de muletas para compensar el desequilibrio de sus días incompletos. Sería triste que, por pura imprevisión, usted abriera la ventana y contrajera esa triste, esa dolorosa enfermedad de febrero, cuyo síntoma principal es haber olvidado en la casa las llaves del escritorio. Regístrese el bolsillo, que si no las tiene allí, es preferible que se siente a esperar, pacientemente, sin hacer nada, a que llegue el primero de marzo con su purga de trompos y silbos.

* Tomado de el diario El Herealdo de Barranquilla.

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